ARQUITECTURA

Les peces encaixen
Tots els jo compartimentats del passat
Sembla que esdevenen en
La construcció
La persona que sóc
Ara la unitat pren forma en un mateix espai
Ara l’estoig que no tanca
Llauna marcada pel treball en el temps
Descansa en un peu de formigó
Des del que s’alça un filferro
Angularment armònic
La importància del detall i l’atenció
Sembla que esdevenen en
La consolidació
La persona que roman

El cascabel de la esfera está vibrando de nuevo y no puedo mover las manos, estoy estirada en la cama. Cambio de posición y veo una araña que sube por el hilo detrás del monitor del televisor, el sol le hace reflejos, me gusta como combina la luz en sus patas en movimiento. Entonces me digo: Anna, estás en un sueño. No tienes televisor en la habitación. Me despierto. Abro los ojos y está la persiana cerrada, ya se ve luz entre la fila superior. Me levanto. Voy al comedor y miro detrás del televisor, hay una libélula con cuerpo de langosta y cabeza de mosca y, al observarla detenidamente, se mete dentro del televisor y este se enciende. Me siento en mi hamaca lila de terciopelo del rincón, cubierta en invierno con el saco de dormir del amigo de papá, y pasan anuncios que los percibo como mensajes directos. Especialmente el del reloj dorado que ocupa toda la pantalla. El cascabel de la esfera sigue vibrando. Me despierto. Es un sueño Anna, y esta vez no te has dado cuenta, deberías haberlo hecho. Quiero llamar a mamá y contarle que otra vez tengo sueños dentro de los sueños. Como cuando vino a mi brazo el halcón a traerme una presa en el pico y al despertarme pensé, es Horus quien me visita. Incorporada en la cama, una voz empezó a murmurar al oído, no me gustaba, la espanté con un gruñido y me estiré para relajarme. Entonces se me paralizó el cuerpo y sentía electricidad desde el centro de la espalda que se irradiaba hacia las extremidades, no podía moverme pero logré con muchísimo esfuerzo arrastrarme sin fuerza a abrir la persiana. Al hacerlo me desperté. Me levanto a por el móvil en el comedor. Las macetas han florecido, también las del pasillo, y las de la cocina. Pero es enero, no debería ser así. Está haciendo tiempo de primavera. Están todas las margaritas abiertas. El ciclamen de un rojo intenso. Mamá no me cogerá el teléfono, está en pilates. Quiero hacer una historia con el móvil a las flores, pero no responde, se abren imágenes de la galería y programas que no selecciono, lo que se visualiza en la pantalla tiene su propia autonomía. No es la primera vez que me pasa: al cogerlo cuando estoy ensimismada sucede. Desisto, no puedo utilizarlo. Los cipreses están abriendo la terraza para poder expandirse y crecer sin límites. Parece que estoy en un invernadero. Siento que me ha salido un grano en la frente, voy a mirarlo en el espejo para explotarlo y veo que tengo una bellota en la sien. Me despierto.

                                        POLYESTER SKIN

Como cuando la sombra es reloj bajo las farolas que vas dejando atrás.
Como cuando el final del túnel te engulle.
Como cuando llegas a casa por la línea discontínua de la nacional 340.
Como cuando ves las plantas del edificio pasar por un rectángulo en el ascensor.
Como cuando las luces en el cielo, y el hormiguero de la infancia.
Como la cometa el día de la playa.
Cuando el sueño.

                    DE VUELTA

El pasado ha crujido el sacro y está en paz.
El presente, efímero, quiere dejar el mar.
Las  inversiones a plazo fijo se muestran inciertas
y las de renta variable permanecen constantes.

Ayer un samurai perdió una batalla.

Las columnas son campos y las filas registros,
necesito acceso.

Hoy un pesar desempolva una forma.

El futuro se aparece en una araña diminuta
que al mirarla fijamente se detiene;
sin las gafas es una vibración ocular,
en la mano, deslumbrada por el sol, existe.

                                    TRIBUTE TO LANA

                Iterations of conditions
                Where every word was for me a star
                I told you twice in our love letter
                Love is my only desire
                Love is my only desire
                Remember our fantasies?
                Expeditions to the North: now I see you didn’t care
                Memories are lost, I don’t understand why
                Expectations were gigantic
                Maybe you are right: it’s more for a girls side
                But you said I was ‘bastante
                Especial’
                Remember that
                You said empty words I realize
                Oh, why aren't you a brave man?
                Uh, why you fucked a dream so bright?
                There’s no need to reply
                Oh cause you’re just a man
                Oh cause you’re just a man

            VISIÓ DE LA RAM

Una tarda de juliol, massa tard
per dormir, però d’hora per posar-se a fer feina.

Haig d’entrar a l’algortime qu’és ple
de respostes, i elles em segueixen en binari.

No es veuen, s’intercalen totalment
al sistema, substitutius perfectes.

Estic a un enter d’executar-les
però acceptar les cookies atabala.

PALOMOS EN MARICXS

Dos pasos. Atracción en no acción.
Ascender la piel, entrar en el
núcleo -esfera
impermeable- densidad sonora aislada:
expectativa y
límite pulmonar -ingravidez-.

Ralba el encaje:
umbral de exposición máxima
impulsa a libre y ahora donde
zurea en privado.

La cocina de casa de progenitores con la luz ténue que entra de la galería y la anaranjada del extractor. Una sensación plácida, de día festivo, toda la mañana por delante. Preparar los utensilios e ingredientes de acompañamiento para cocinar con cariño distintos platos: trocear verduras y organizarlas en recipientes. Poner a mano cuchillos, ollas y sartenes. Sacar las especies del armario. Todo asomando una sonrisa, pero sin sonreir. Estado de calma mesiánico del que sabe y comprende. Ilusión naif en la mirada por admiración de lo que acontece. Empezar por la carne de mis costillas, para ir desmenuzándome progresivamente y cocinándome en distintas recetas: pies de Anna guisados en salsa, solomillo de Anna con romero a la plancha, costillar de Anna con verduras al horno, riñones de Anna al jerez. Todo me sabe delicioso: sigo existiendo, sigo siendo y estando aún desparecer, engulliéndome a mi misma. Nuevo ser translúcido: me saboreo y suspiro. ¡Qué placer!
Menos mal que eres tu, me estaba poniendo nerviosa. Es que no se ve nada, está oscuro. ¿Tienes miedo? Bueno, no, no sé, si, la gente ya sabes. Y me he quedado pensando mientras ella seguía el camino sin alejarse más de 10 metros de mi trayectoría que no, no sé. No he sentido nunca miedo de andar sola en la noche ni en ningún sitio solitario o apartado. Al contrario, es de las cosas que más disfruto. Luego he pensado en mi hermano y me he puesto a llorar de golpe. Desde que se fue a hacer sus cálculos a Alemania, le echo mucho de menos.

INFANCIA: Se ha terminado el camino, hay que ir para atrás. No, no, vamos río arriba. ¡Pero que no hay camino ya! Da lo mismo, saltamos por las piedras. Ya verás cómo me voy a resbalar. Que no Anna, tu sígueme. Y me resbalé, para variar, y caí encima de un ortigal en la orilla (iba en bañador).

JUVENTUD: A ver notas, ¡¿tu te crees que es normal?! Cuando retomo la conciencia está él con el Rafa y el Osito recogiéndome entre todos por los brazos y las piernas para meterme en el coche del Osito. Osea, me dices ahora vengo y te piras. Menos mal que me ha dado por ver dónde coño estabas y salgo y te encuentro tirada en un portal con todas las bragas al aire, joder. Pero no te pongas así, es que me estaba dando un blancazo y he salido y me he sentado en el portal este para que se me pasara. Pero pava, que vas con minifalda, ¿¡por qué no me has dicho que te encontrabas mal!? Yo que sé, solo quería que me diese un rato el aire (desde ese día intento salir siempre en pantalón, lo vi bastante agobiado).

MADUREZ: ¿Nos tiramos por los toboganes? Con Míriam no nos hemos tirado las otras veces que hemos venido.. Espera, que pregunte a ver si podemos con los chavalines. Me ha dicho el socorrista que sí, pero que cada uno coja un niño y que con flotador. Él cogió al Aleix por ser el más pequeño y yo a Dídac. Dídac y yo delante y luego ellos detrás y en la primera curva rápida se nos giró el flotador y caí primero y luego me seguía Dídac cogiendo los dos demasiada velocidad y perdiendo el flotador por el camino. Me paralicé de que le pudiese pasar cualquier cosa, cuando había una curva y lo perdía de vista le llamaba: ¡Dídac! ¡Dídac! Y no lo oía, empecé a ponerme rígida del pánico. Luego apareció tras otra curva y al ver mi cara, me dijo: tieta, estic bé! Caímos al agua sin problemas, mas allá de algún otro golpe y rascada. Estaba temblando de pensar la posibilidad de otro desencadenante al suceso. Y él cogió y dijo, venga, vamos a volvernos a tirar todos otra vez. Dídac, ves amb la tieta.

ETERNO IMPOSIBLE

realizar
hubiese sido
sentencia firme a
idealizar

almacenar recuerdos

siempre
quedará el cine
                                             la poesía
un cuadro                         
               mil melodías







TARDE CON TERESA

El tiovivo
lentamente
se desliza por el reflejo de esta luna
-luna que fuimos a encontrar-
y a prisa
se escapa del clímax de su sombra.
Huellas dejan tizne en el lomo de rocinante,
es hora de partir.
La muerte nos detiene con la tripa hinchada
aún caliente,
le damos sepultura cavando su reposo:
dedos frágiles,
raíces de zarzas.
Luego el abrazo.
La vida.

INSTANT DE POR

Un cop a casa meva
i un altre a casa teva.

Ens donem la mà pel matí quan despertem,
també mentre caminem per Joaquim Costa.

Tu em dius no t’enamoris de mi
i jo no recordo les paraules,
però se que t’ho vaig dir.

I ara com no pot ser, els altres
vindran, ens voldran gaudir.

De fet, sempre
estan: aquí.











AUTOPISTA

Estoy en un atasco lleno de luces y veo apenas el cartel azul de salida: es la salida 4. Pero estoy en un atasco parada. La gente sale a fumar y mira por encima de los coches, también se adentra en los matorrales colindantes. Está prohibido bajarse del vehículo. Tengo que salir por la 4, es la próxima salida. Algunos no fuman, su vaho al hablar hace que lo parezca.  Doy golpes rítmicos con los dedos en el volante, pongo el seguro de las puertas. Tengo que salir por la 4,  es la próxima salida. 

AMOR DISFUNCIONAL

Ves de nuevo la luz con el mordisco de una rata famélica.

Ávida traga la remolacha ofrecida,
pero estuvo una vida abandonada en la casa.

Te clava el colmillo,
no suelta tu piel.  

¿Dañas la mano que te da de comer?

¡Qué insensata!

Le acaricias el lomo,
la arropas en tu regazo.

También necesita calor.

CITA PARA UN CAFÉ

Te acercas al señuelo
informado en negrita y exclamación
¡qué placer!
Te ves colgando
-los dedos del pie buscan la dignidad-,
sonríes al verdugo:
sangre azul platel de pupilas dilatadas;
aguantas con la mandíbula desencajada.
Encuentras los diamantes que te robaron:
derretidos y negros.
Te despiertas,
termina la partida de tenis.

VULL DIR 

Puc ser
un jo,
en llibertat.

Puc fer
o no,
àmbit privat.

Però
els altres
estimeu
un concret.

Sembla que
no és vàlid,

em manca voluntat.

Mi abuela Goya tiene ochenta y nueve años. Cuando murió mi abuelo, hace más de veinte años, su mente se fue con él. Le diagnosticaron demencia. Yo siempre he creido que el dolor de su perdida, la falta de su amor, es la causa del olvido de su memoria. Mi abuelo Felix fue el mayor de cuatro hermanos. Le llamaban "el pelica" por mi bisabuelo, su padre al que él se parecía. Fue muy querido por todos. Según varias voces del pueblo, soy clavada a él. Tanto en lo físico como en los andares y hasta en el pronto, ese genio impetuoso (la mala leche con buen corazón). La nieta del pelica, así me conocen aquí.

He venido a pasar una temporada en el pueblo para escribir, para estar con mi abuela.

Esta tarde me he acercado hasta la residencia a verla. Al llegar estaba dormida en su silla de ruedas y al despertarla con un beso en la frente me ha sonreído. Hace ya años que no conoce a nadie, que dice cosas sin sentido. Demencia, claro. O su mente que se escapa para aliviar su corazón. La he bajado al bar pero estaba cerrado (son las fiestas del toro), así que se ha quedado sin pastita, que tanto le gusta. Nos hemos puesto a ver la tele que estaban dando la coronación de Felipe VI y le he estado explicando que el Juan Carlos ya se ha retirado. Mientras, le he hecho un masaje en los pies, le he puesto bien los calcetines, le he quitado la roña de detrás de las orejas, le he acariciado la cara, el cuello, el pelo, las piernas... a ratos simplemente le cogía sus manos entre las mías.

La miro a los ojos y ella me mira, le sonrío cuando veo que me ve. Entonces me lanza un beso y le cubro las mejillas con los míos.

Al acercarse la hora de marchar, la he vuelto a subir a su sala. La he puesto en su sitio y me he sentado un rato con ella, acariciándole las manos. Ha cerrado los ojos y he aprovechado para irme, no sin antes darle otro beso en la frente y acariciarle el pelo. Cuando he salido por la puerta he oído mi nombre: ¡Ana! ¡Ana! ¡Ana! ¡Ana! He vuelto a entrar y era ella la que gritaba, y cuando me ha visto, me ha vuelto a nombrar: ¡Ana! Me he acercado, la he abrazado: ¿qué pasa? Y entonces me ha cogido las manos y me las ha pasado por su cara: Ana, ¿cuándo nos vamos? Entre lágrimas y faltándome aire para respirar, le he respondido: yo me tengo que ir ahora pero vuelvo el sábado, estate tranquila, ahora te traerán la cena. No le he dicho que el martes me vuelvo para Barcelona. 

LLUM A LA GÀBIA

Hi ha petons que són prohibits,
amb el sol es tornen a amagar.
En un llagut al mar trenca un escut la menció d’un nom.
Hi ha plaers que fan angoixa,
exciten el cos però esguerren el cap.
Mirades tranquil.les plenes de pau i petits sorolls.
Hi ha fantasmes que sobrevolen,
¿arribarà el dia que vulguin marxar?
Morts del cementiri senten gemecs de fred i calor.
Hi ha llum dins de la gàbia,
la porta oberta convida a volar.
Quin batibull de sensacions, silencis i emocions.

Me presento: soy el cuarto primer número primo de Mersenne. Soy una unidad menor que la séptima potencia de dos. Mi denominación responde a la memoria del filósofo del siglo XVII Marin Mersenne. No fue el primero en observarnos. Euclides ya nos conocía siglos atrás y encontró que estábamos fuertemente relacionados con los números perfectos. Si M es un número primo de Mersenne, entonces M·(M+1)/2 es un número perfecto. Asimismo, Euler demostró en el siglo XVIII que todos los números perfectos pares son de la forma M·(M+1)/2. Te interesará saber que no se conocen en la actualidad números perfectos impares, y se sospecha que no existe ninguno. Quizá también que hasta el momento solo se conocen 44 números primos de Mersenne. O que fui el modelo del primer coche en el que viajaste.

Aterricé en SFO un 4 de agosto, llegué sin planes, con mochila, tienda de campaña y ganas de improvisar. Donald Daedalus me acogió un par de días en su casa. Compré un mapa de California y, mientras nos poníamos al día de tres años sin vernos, fui contrastando el nombre de los pueblos y ciudades más cercanos con las coincidencias de las paradas de la línea de autobuses Greyhound (con un galgo por logotipo igual al que aparecía, aplicando grafito, en los folios del escritorio de papá). La decisión fue fácil. La primera parada iba a ser Santa Cruz, nombre que me resultaba familiar por ser la marca de monopatín más pedida por mi hermano cuando se metió en la obsesión de patinar.

Santa Cruz con Cahill Wessel,  es una historia aparte. De interés para lo que continúa, mencionar que me jodí un tobillo y me auto-diagnostiqué para curarme, automedicandome con antiinflamatorios: las distancias no están pensadas para moverse a pie -menos en chanclas-, la sanidad no está pensada para ser redistributiva -menos un bien público-. Decidí que iba a alquilar un coche a pesar de no haber cogido uno desde que aprobé el examen de conducir, diez años atrás.

Por recomendación de una alemana que me pasó un contacto barato de un rumano, el coche fui a alquilarlo a San Diego. Toda la noche en autobús desde Santa Cruz hasta llegar a destino. La segunda parada: Salton Sea. En el mapa escogí la mancha pintada de azul y la imaginé como un gran lago rodeado de árboles y demás vegetación en el que poder plantar la tienda a la orilla para despertarme con el trino de los pájaros y el mecerse apacible del movimiento del agua. Nadar recién levantada y rebozarme de arena al sol.

Ready en un mini Chevrolet negro me adentré en la interestatal 8 dirección hacía El centro con el nivel de adrenalina por las nubes. No tardé en descolocarme. En las interestatales está permitido adelantar por la izquierda y la derecha, indistintamente. Cinco carriles repletos de rancheras gigantes en zig-zag continuo, buscando el hueco como en un videojuego. La ansiedad me envolvió en un vacío sonoro en el que sólo se oía en estéreo, amortiguado: bum, bum. Bum, bum. Ñiiiiuuuuuuu. Bum, bum. Ñiiiiiuuuuuuu (latidos de corazón y adelantamientos). Dirección Este hasta la salida de Descanso para coger la 79 y más tarde su intersección con la 78, que lleva a Salton Sea. Cuando salí de la 8, paré en la primera calzada disponible y bajé del coche temblando, gritando, riendo y llorando: lo había conseguido, joder, me acordaba de conducir.

Pasados muchos kilómetros atravesando un puerto de montaña por la 79 (Cuyamaca Rancho State Park) y todavía más kilómetros atravesando desierto por la 78, me paré a repostar en Ocotillo. A esas alturas mi idealización de Salton Sea empezaba a fracturarse. Demasiado polvo tragado y pegado en el sudor (Anna’s War for Save a Real Summer Whitout Air Conditioning) como para seguir creyendo en trinos de pajarillos y sombras de árboles verdes. Demasiado vacío. Pero está ese punto idiota que, pase lo que pase, me obliga a creer en mis proyecciones hasta darme de bruces con la realidad. En la gasolinera pregunté a un hombre, en inglés, cuánto tiempo quedaba para llegar a Salton City. Paternalmente, me respondió en español -como me pasó más de una vez-, que qué se me había perdido ahí yendo sola. Voy a acampar para pasar la noche, mañana cogeré la 10 hacia Las Vegas, le dije. Su cara mostró síntomas de alerta, ceño fruncido, mirada inquieta. Ni lo consideres, continúa tu trayecto y haz noche en Las Vegas. En Salton City no se te ha perdido nada, no hay nada allí. Me transmitió toda su alarma, pero no le hice caso. Necesitaba descansar. Muchas emociones al volante, mucha energía dilapidada.

Seguí por la 78 hasta llegar a la 86 y giré hacia el Norte. De fondo podía ver ya a mi derecha Salton Sea. Vale, realidad: ni un puto árbol, ambiente salado (del sudor que te envuelve todo el rato y del aire, más denso de lo habitual, palpable en el paladar) y zumbido de insectos constante, Bueno, pensé, se vislumbraban orillas blancas y horizonte azul. Tampoco es tan catastrófico, al fin y al cabo es un lago, voy a poder nadar (erre que erre). Giré al ver el letrero, Salton City.

Ghost Town. Por algunos coches viejos aparcados en las delimitaciones de parcelas con mobil-homes destartalados que formaban el territorio se podía apreciar que estaba, todavía, habitado. Ladridos de perro, insistentes y agudos. Al adentrarme para buscar agua me empezó a atravesar la nariz olor a amoniaco penetrante. A medida que me acercaba al lago, olor a putrefacción evidente. Aparqué el coche en el camino paralelo a la orilla a la altura de unos arbustos desalmados, llenos de polvo. El lugar presentaba una visión apocalíptica, como si lo hubieran abandonado con celeridad. Cuna de locura. Unas cortinas se movieron detrás de la ventana del mobile-home más cercano y me invadió una sensación de paranoia al sentirme observada sin saber por quién. Más ladridos. Salí del coche, lo cerré. La humedad me abrazó como si se me hubiesen meado encima. Atravesé los arbustos, llenos de mierda de perro, y la desolación se mostró perfecta y bella ante tal clímax de decadencia. Las orillas blancas, sí, debidas al color de las espinas de los peces que con el tiempo han secado su piel al sol. Un cementerio que a cada pisada chillaba crujiendo, gritando auxilio. Neumáticos tirados, óxido en cada elemento abandonado a su suerte. Colores de paisaje árido. Seguí andando hacía lo que no era agua, era un caldo teñido de verde mohoso y rojo herrumbre, montones de peces hinchados todavía con piel, balanceándose en el fluido viscoso. Mi mirada se fijó, enamorada. El paisaje era oscuro pero sublime. Decadencia en armonía.

“A mediados de los años 70, el lago Salton estaba llamado a ser una especie de Riviera californiana, un retiro paradisíaco apartado de Los Angeles y las grandes ciudades. Sin embargo, y por efecto de la mano del hombre, el lugar terminó convertido en una balsa fétida en mitad del desierto… La historia del lago Salton es la historia de uno de los peores desastres ecológicos de Estados Unidos ... El lago Salton fue creado de forma artificial en 1905, cuando el desbordamiento accidental de los regadíos del río Colorado inundó la depresión salina por varios meses. Durante los siguientes años, el lago fue creciendo hasta alcanzar una extensión de 900 kilómetros cuadrados, aunque nunca llegó a cubrir 15 metros en sus puntos más profundos. A partir de los 70, la idea de los promotores fue levantar en sus orillas un nuevo Palm Springs, pero el aumento de la salinidad y las toneladas de fertilizantes vertidas por los agricultores terminaron por convertirlo en un lugar fantasma. A ello hubo que sumarle la contribución del Río Nuevo, un torrente de agua procedente del sur con las aguas fecales y los desechos industriales de varias poblaciones. Un río que, hoy en día, sigue estando considerado el más contaminado de Estados Unidos. Aferrados a un antiguo sueño, algunos habitantes de estas urbanizaciones se resisten a marcharse del lugar… muchos de estos hombres y mujeres aún sostienen que se trata de un lugar maravilloso. Ya sea por el sol del desierto, o por los efluvios del Salton sea, lo cierto es que éste es uno de los lugares con mayor número de chiflados por metro cuadrado del planeta…”

Volví hacia el coche. Mi despertar bucólico se quedó enterrado en la orilla, pudriéndose, como el único destino que podía crear aquel lugar. Llegué hasta los arbustos y contribuí a potenciar el olor a amoniaco con mi urea mezclada junto los químicos presentes. Me quedo a dormir, sentencié ratificando mi decisión inicial. Saqué la tienda del coche y la empecé a montar. Al levantar de la vista durante el proceso, descubrí al observador, observándome, plantado en medio de la parcela. Un anciano de rasgos filipinos y pelo ralo y despeinado. A través de la camiseta, varias tallas grandes con ronchas salinas de sudor, se veía su piel pegada a los huesos. Se acercó sin salir de su recinto, tenía un caminar lento y pausado. Neblina en la mirada –perdida-, cataratas posiblemente. Recorrí la distancia que nos separaba todavía para preguntarle si había algún problema por acampar al lado del camino. Cuatro dientes conservados en el maxilar inferior. Balbuceo algo que entendí como sleep inside the car y se fue dentro del mobile-home, con su caminar lento y pausado. Me transmitió la lógica de su advertencia, pero no le hice caso. Necesitaba estirarme. Mucho tiempo conduciendo sentada, mucho tiempo entumecida.

Dentro de la tienda, como un acto de fe, puse un candado a la cremallera. Intenté relajarme en el espacio de color lila que me rodeaba. Los ladridos de perro, insistentes y agudos lo impedían. El silencio, con tintineos periódicos pero sin pauta, también. El aire, más condensado dentro del plástico recalentado por el sol, irrespirable. Después de un variado catálogo de cambios de postura tensionados, terminé quitándome la camiseta por pijama, empapada en sudor. Entré en la obsesión de ‘tener que dormir’ cuando no puedes. Abrí el bolsillo superior de la mochila y saqué doble dosis de antiinflamatorio (uno de los efectos secundarios era somnolencia: cuando los tomé para el tobillo, con una dosis me quedaba tirada por tres, cuatro horas). Los ladridos del perro, insistentes y agudos: dos serán ocho horas, a la mierda, tengo que dormir. Y tragué las dos pastillas con agua (caliente).

Sonido lejano, de motor. Luces de linterna, se acercan, se alejan. Voces. Voces. Luces. ¿Dónde estoy? La cabeza me da vueltas. ¿Quién habla? El techo es lila ¿Por qué estoy desnuda? ¿Por qué estoy mojada? Police, get outside the tent! Me desperté de golpe. Busqué una linterna para poder encontrar la llave del candado. Imposible. Un policía cada vez con la voz más impaciente. Busqué con la mano la camiseta para ponérmela. Imposible. Di con la llave, encontré un pareo. Police, I said you get outside the tent! Me cubrí como pude con el pareo mientras clamaba one moment, one moment, logré abrir el candado y al subir la cremallera y apartar la puerta de la tienda, dos focos a menos de dos metros de distancia me deslumbraron agresivamente. Tuve que cubrirme con los brazos la cara, perdí el pareo por el camino y ya con sentimiento desbordado chillé autoritariamente: turn off the fucking light!  (lo hizo). Esperó a que me cubriera de nuevo con el pareo y otra vez, con la linterna, me volvió a alumbrar.

El policía era de rasgos latinos y le pregunté si hablaba español. ¿Española? Empezó el interrogatorio: carnet de identidad, procedencia, edad, nombre, estudios, profesión, porqué de la decisión de esa profesión, por qué California, porqué aquí, porqué sola, cuantos días, por qué acampar en tienda, porqué sola, sitios donde has estado, destinos planificados… y un largo etcétera. El tiempo se me pasó lento y me desvelé, maldiciendo lo que me iba a volver a costar dormirme mientras le repetía por enésima vez que me gustaba viajar sola y por supuesto que tenía amigos y amigas. Finalmente, terminó su discurso informándome que todo de acuerdo, que habían llamado advirtiendo de ladrones por la zona y debía comprobar que todo estaba correcto. Se fue.

Me levanté contenta. Estaba entera y descansada. El amanecer refrescaba el ambiente y la luz era optimista. Desmonté la tienda, desayuné y tomé el camino de vuelta hacía la 86, me esperaba la carretera con sensación de confianza. Antes de salir de Salton City me crucé con el segundo individuo que le descubrí al lugar. Yo circulaba lentamente para no molestar a los habitantes ausentes y, a lo lejos, lo vi a él. Un hombre negro en una bicicleta -largas sombras siguiéndole en la tierra árida-, con un pedaleo lento y pausado, sin lograr la línea recta. Un perro viejo le acompañaba, posiblemente un labrador, gordo y marrón chocolate. A medida que nos acercábamos en nuestra trayectoria precisaba más detalles. Camisa tostada con cuadros rojos, roída. Pantalón roto, pies descalzos. Edad indeterminada en su mirada, el sol bajo de la mañana le deslumbraba sin molestarle. Una mueca boba en la boca. Ñiiiic… ñiiiiic… ñiiiiic… Un pedaleo lento y pausado. Saqué el pie del acelerador. Nos cruzamos.

Ya en el cruce cuando tomé la 86 esbocé una sonrisa, pisé el acelerador de nuevo y me dispuse a conducir las 331 millas que me separaban de la tercera parada: Las Vegas (hice la ruta sugerida por Google I-15 N entre Salton City, California y Las Vegas, Nevada. 4 horas 44 minutos tiempo estimado). Me alejé consciente de mi suerte por haber estado allí, por haber saboreado la sal de la vida en Salton Sea: un lugar maravilloso.

DIALOGOS SIN PRONUNCIAR

-No hay luz.
-Enciéndela.
-Da lo mismo, seguirá estando oscuro.
-A qué viene esto ahora.
-Pues viene por:

desilusión
pereza
nihilismo y
conformismo

-Déjala apagada entonces.
-Se me olvidó la indiferencia.

Me despierto a medianoche. No hay motivo aparente para la perturbación del sueño. Cierro los ojos de nuevo. Entonces percibo (que no veo) en los dedos de mi mano derecha, con una claridad sensitiva x-maníaca, la presión producida por las patas de un arácnido. Acción reacción. Zarandeo la mano para expulsar intruso en zona de descanso. Dos segundos... no respiro... lo he logrado... NO. Misma presión de sus ocho patitas en mi cuello. Tomo una decisión. El pensamiento es: "las arañas no hacen nada si no se las molesta, deja que se marche sin alterarla". Y entonces paso a ser Superanna, soy capaz de notar como levanta una patita tras otra, como duda en dirigirse a mi cara. Le advierto mentalmente que por ahí no, le propongo un trato: te dejo todo el cuello y el tiempo que necesites para marchar a cambio que no te dirijas a mi tez. Me hace caso, rodea mi cuello buscando el colchón. No siento más cuerpo que mi cuello. Lo hago con una precisión milimétrica. Soy capaz hasta de oír sus pisadas, en serio. Y se va. Buena decisión.

REFLEXIÓ

Estem en una societat plena de tensions, de tristor interior. Per què? Posseim més del que tenim. Anem en una direcció incorrecta, i estem fent el ridícul més gran dels últims temps. La felicitat, entesa com la pau que et permet somriure amb els ulls, no te la dona la feina, les coses que pots comprar amb el diners, els regals que pots pagar als que t'estimes. La felicitat te la dona la consciència, el saber qui ets i no qui volen que siguis. La felicitat te la dona el ser capaç de prendre decisions pròpies, la independència individual. La felicitat te la dona el compartir petits moments amb els teus iguals. La felicitat te la dona el respecte a la teva comunitat. I en arribar a aquest punt, val a dir que en un contexte de globalització, la nostra comunitat va més enllà de les fronteres. És evident doncs que no serem feliços fins que no respectem la nostra espècie. Es evident doncs que no evolucionarem fins que no estiguem tots en un mateix nivell. És evident doncs que ja no és qüestió de més, sino de millor.

TiC tAc  

L'hora de ser,
l'hora d'estar.
Primer i per sobre de tot:
ESTIMAR.
Segon i no menys important:
SOMRIURE.
Seguit de la:
CONSTÀNCIA,
tocant la
INDEPENDÈNCIA
i sense oblidar mai el
RESPECTE.
Llavors i només llavors
el temps s'atura
i dona lloc a la
CONSCIÈNCIA.

un SOMRIURE TARONJA quatre SUAU sis FUSTA vuit nou deu CALOR dotze ROSELLA catorze quinze setze PESSIGOLLES divuit VERD vint vint-i-u vint-i-dos MUSICA vint-i-quatre vint-i-cinc vint-i-sis vint-i-set vint-i-vuit XOCOLATA trenta AIGUA trenta-dos trenta-tres trenta-quatre trenta-cinc trenta-sis CADERNERA trenta-vuit trenta-nou quaranta NÚVOL quaranta-dos DORMIR quaranta-quatre quaranta-cinc quaranta-sis VERMELL quaranta-vuit quaranta-nou cinquanta cinquanta-u cinquanta-dos CACTUS cinquanta-quatre cinquanta-cinc cinquanta-sis cinquanta-set cinquanta-vuit FELICITAT seixanta POMA seixanta-dos seixanta-tres seixanta-quatre seixanta-cinc seixanta-sis BALLAR seixanta-vuit seixanta-nou setanta ABRAÇADA setanta-dos BLAU setanta-quatre setanta-cinc setanta-sis setanta-set setanta-vuit NAVIUS vuitanta vuitanta-u vuitanta-dos SORRA vuitanta-quatre vuitanta-cinc vuitanta-sis vuitanta-set vuitanta-vuit GATA noranta noranta-u noranta-dos noranta-tres noranta-quatre noranta-cinc noranta-sis ESTIMAR noranta-vuit noranta-nou